-Ahora continuare con mis investigaciones, ¿verdad Watson?
-Cierto, no hay ningún Watson… no importa, continuare mi camino cual brocheta de jamón, desde la primera caliente y con ganas hasta la última fría y sin ganas, mejor dicho, hasta que me aburra.
Poco a poco sentía como se me iba la pinza, pero no importaba, este extraño mundo me gustaba, avían cuadros colgados en el aire, el suelo estaba blando como una colchoneta, los arboles eran de algodón de azúcar, en el aire se respiraba abono.. Posiblemente sea de esos extraños hipopótamos tan ricos... Pero bueno, eso era lo de menos.
Continúe mi travesía por un camino baldosas, por alguna extraña razón cada baldosa que pisaba se convertía en golosina, claro, lógicamente comencé a comerlas, pero siempre acababa dando un paso y retrocediendo dos, pero se me ocurrió una buenísima idea, ¡andar de espaldas! De esta manera si podía comer chuches y avanzar a la vez, pero no podía ver por dónde iba caminando, de manera que me salí del camino y me caí por un precipicio, encima avía engordado mucho por comer tantas chuches, por lo que caía mucho más rápido, estaba asustado, vi pasar toda mi vida ante mis ojos… JO!!! QUE ABURRIMIENTO!!!
Cuando caí esta en el suelo de mi clase, el tópico del alumno que se lleva un cojín se queda dormido en la silla y se cae hacia atrás, ¿a quién no le ha pasado?
Lógicamente como era de esperar, la profesora me monto un pollo del quince, yo solo estaba pensando en que tocaba de comer, mientras la loca esa no paraba de gritarme en la cara. Una vez acabo de gritar ya acabo la clase y me fui corriendo hacia mi casa, en el que había una nota en la entrada.
NOTA: volvemos a las 20:00, tienes la comida preparada
Bueno, tampoco me importaba que se comiera, tenía mucha hambre, me tragaría lo que fuera
OH!!! noOo0o0o0!!! ¿¿¿¡¡¡DONDE HE METIDO LAS LLAVES!!!???
A sí, que hoy no las cogí…
Capitulo 2: Misión comida seca
En la fría calle, sin comida, sin las llaves para entrar a comer a mi calentita casa, casi sin dientes… aunque eso no es ninguna novedad, yo quería entrar a casa, asique comencé a pensar en una idea para poder entrar, recordé como hacían en una película unos ladrones para entrar a una casa, abrí mi mochila, cogí un clip del estuche e improvise con él una llave para la puerta, no abría… ¿cómo iba a abrir? ¡Qué estupidez!
Rápidamente pase al plan “B” comprobar que la ventana del primer piso estaba abierta, estaba cerrada, que desastre…
Alce la vista y sonreí al ver que la ventana del segundo piso estaba abierta.
Todavía me queda el plan “C” trepar por la fachada hasta llegar a la ventana y entrar por ahí, feliz, con confianza y con hambre me dispuse a trepar, la fachada era plana, fracaso total el plan “C”
¿Qué podía hacer? ¿Esperar a que volviesen? No… pasaría demasiado tiempo, para entonces ya abría muerto de hambre, de repente, a mi cabeza llego una brillante idea, algo que había estado ay siempre y que no me di cuenta hasta ahora, me dirigí a la cabina telefónica, a su lado había una boca de incendios, la arranque de cuajo y la lance con todas mis fuerzas a la ventana, una vez ventana y media pared rota pude entrar tranquilamente a mi acogedora casa a comer
Me dirigí a la cocina, mire al suelo y ay estaba la boca de incendios - ¡anda! Si llego hasta aquí, claro, si es que soy fuerte-
Orgulloso de mi fuerza e inteligencia busque el plato de comida, no estaba por ningún lado… mire la boca de incendios y debajo de ella, aplastado mojado sucio y triste estaba mi comida, pero al menos me quedaba el consuelo de que no estaba pasando frio en la calle, estaba pasando frio dentro de casa porque entraba sobradamente por el hueco que abrí para entrar, además, no lo pensé, pero la bronca que me iba a llevar esa tarde iba a ser buena, en ese momento sonó el teléfono, lo conteste, era mi madre...
- Hijo, que llegamos en 10 minutos, espéranos para comer
Salí corriendo a la calle como nunca había corrido en mi vida, pero eso sí, esta vez no se me olvidaron las llaves
Rápidamente pase al plan “B” comprobar que la ventana del primer piso estaba abierta, estaba cerrada, que desastre…
Alce la vista y sonreí al ver que la ventana del segundo piso estaba abierta.
Todavía me queda el plan “C” trepar por la fachada hasta llegar a la ventana y entrar por ahí, feliz, con confianza y con hambre me dispuse a trepar, la fachada era plana, fracaso total el plan “C”
¿Qué podía hacer? ¿Esperar a que volviesen? No… pasaría demasiado tiempo, para entonces ya abría muerto de hambre, de repente, a mi cabeza llego una brillante idea, algo que había estado ay siempre y que no me di cuenta hasta ahora, me dirigí a la cabina telefónica, a su lado había una boca de incendios, la arranque de cuajo y la lance con todas mis fuerzas a la ventana, una vez ventana y media pared rota pude entrar tranquilamente a mi acogedora casa a comer
Me dirigí a la cocina, mire al suelo y ay estaba la boca de incendios - ¡anda! Si llego hasta aquí, claro, si es que soy fuerte-
Orgulloso de mi fuerza e inteligencia busque el plato de comida, no estaba por ningún lado… mire la boca de incendios y debajo de ella, aplastado mojado sucio y triste estaba mi comida, pero al menos me quedaba el consuelo de que no estaba pasando frio en la calle, estaba pasando frio dentro de casa porque entraba sobradamente por el hueco que abrí para entrar, además, no lo pensé, pero la bronca que me iba a llevar esa tarde iba a ser buena, en ese momento sonó el teléfono, lo conteste, era mi madre...
- Hijo, que llegamos en 10 minutos, espéranos para comer
Salí corriendo a la calle como nunca había corrido en mi vida, pero eso sí, esta vez no se me olvidaron las llaves
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