Capitulo 9: La desgracia oculta

Contento y feliz de que pronto crecería mi planta de dientes, todo lo que había sufrido ese día se me iba a recompensar con la cena, pensaba repetir cien veces, baje la escalera y me senté en mi sitio, de mientras mi hermana y mi madre estaban poniendo la mesa, en el aire se respiraba un olor el cual no me gustaba mucho, pero como tenía hambre eso era lo de menos. Mientras ponían la cena, yo miraba hacia la calle, tampoco estaba tan mal el hueco que hice, hacia mas brisa y se veía mejor la calle, pero en fin.

Cuando por fin mi madre nos puso el plato a cada uno, una gota de sudor se me pasó por la frente al ver ese intento fallido de comida tragable, ¡¡¡era un pescado!!! Odio el pescado, a mi hermana tampoco le gustaba, ¿Por qué hacia la cena con algo que no nos gusta? no sé porque me pasan estas cosas, me levante de mi silla muy serio, y poniendo las manos sobre la mesa dije: ¿a quién le gustan los peces? ¡Solo a las nutrias!

A su vez mi hermana dijo: ¡exacto! ¿Y nosotros no somos nutrias verdad?

Acto seguido mi madre con cara de demonio contesto un rotundo “¡¡SI sois nutrias!! Ya podéis empezar a comeros este pescado”

Con miedo en el cuerpo, comenzamos a comernos de manera distinta el pescado, yo lo comía a cachitos muy pequeños, de esta forma me lo podía tragar sin apenas saborearlo, la niña se lo comió de un solo bocado, que burra que es, de esa manera el trozo es más grande y se degustaba mas, en fin, aun tenía que aprender mucho de la vida.

Yo seguí con mi plan perfecto, después de hora y media acabe, la verdad, después me arrepentí de la estrategia a la que recurrí, pero de todos modos aun no tenia dientes, no podía hacer nada mas, se me hicieron más de las 22:00, a esa hora estaban poniendo un programa que me gustaba a mí y a mi hermana, pero ese día no lo vimos, fuimos directamente a las camas de nuestros respectivos cuartos , estábamos demasiado traumatizados y tristes como para ver la televisión, ese día nos enteramos que éramos dos nutrias…